Túnel de la Quiebra
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Señal indicativa. |
Para ponernos en
contexto, desde 1874 se buscaba la conexión entre Medellín (capital del
departamento) y Puerto Berrío (puerto fluvial) mediante un servicio de trenes
de carga y pasajeros como lo sería el Ferrocarril de Antioquia. Tras muchos esfuerzos y diagnósticos surgía la incógnita de qué hacer respecto al punto
denominado “depresión de la Quiebra”, un terreno el cual representaba un
obstáculo para el trayecto completo.
En épocas tan remotas como 1899 se empezó a vislumbrar lo que sería la solución más aparente posible, mediante la tesis de un joven de 23 años que había terminado sus estudios como ingeniero civil, su nombre era Alejandro López. El trabajo de tesis de Alejandro recibió grandes elogios por su profesor y supervisor de tesis, el entonces docente de la escuela nacional de minas, Pedro Nel Ospina; pero debido a los costos y el que no se tuviera la maquinaria adecuada para dicha labor, hizo que la idea del Túnel fuera considerada como una utopía.
Lastimosamente no fue tomado en serio y la construcción del Túnel de la Quiebra tuvo que esperar casi 30 años para verse realizada.
En épocas tan remotas como 1899 se empezó a vislumbrar lo que sería la solución más aparente posible, mediante la tesis de un joven de 23 años que había terminado sus estudios como ingeniero civil, su nombre era Alejandro López. El trabajo de tesis de Alejandro recibió grandes elogios por su profesor y supervisor de tesis, el entonces docente de la escuela nacional de minas, Pedro Nel Ospina; pero debido a los costos y el que no se tuviera la maquinaria adecuada para dicha labor, hizo que la idea del Túnel fuera considerada como una utopía.
Lastimosamente no fue tomado en serio y la construcción del Túnel de la Quiebra tuvo que esperar casi 30 años para verse realizada.
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Caliche antes de cruzar el Túnel por la entrada de Santiago. |
Fue en 1926 que la
Junta Directiva del Ferrocarril de Antioquia contrata al empréstito extranjero
Frasser, Brace & CO, rechazando a una firma alemana que presentaba mejores
costos, lo que fue todo un escándalo para la época y se hizo constancia de ello
en los periódicos, donde se resalta el reclamo público del representante de la
firma alemana, Siemens Bauunion, del señor Ricardo Greiffenstein.
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Aviso de la época resaltando la Estación de Santiago respecto a las demás estaciones de importancia. |
La construcción del
Túnel de la Quiebra finaliza en el año 1929, y es la locomotora 45 (hoy
exhibida en Cisneros) la encargada de realizar el primer trayecto, haciendo que
el país entrar en la era moderna de las construcciones civiles.
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Entrada desde El Limón Boca del Túnel. |
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Aviso de la Estación de El Limón respecto a las demás estaciones de importancia. |
La Estación de El Limón me pareció la más hermosa de todas.
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Estación de El Limón. |
Alejandro López,
aquel visionario que se adelantó a lo que sería la única solución plausible,
luego de una carrera llena de derroches de inteligencia, creatividad y servicio
a la nación, fue enterrado en 1940, precisamente en la entrada al Túnel, por el
lado de Santiago, luego de un último recorrido en la locomotora.
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Sepulcro del ingeniero y visionario Alejandro López. |
El Túnel consta de
3.742 metros de longitud, los cuales se pueden pasar a día de hoy ya sea
caminando o en moto rodillo, las cuales han sido adaptadas para cruzar.
En los archivos
históricos resalta un hecho trágico en la cronología del Túnel de la Quiebra.
El 5 de marzo de 1972, el tren N° 701, traccionado por las locomotoras 404 y
424 salió de la Estación Grecia con rumbo hacia Medellín, con 24 unidades
cargadas de algodón. Aproximadamente a las 8 de la noche el convoy entró al
Túnel de la Quiebra por la entrada de El Limón. Una paca de algodón entró
incendiada al Túnel sin ser detectada por los tripulantes, y al kilómetro y
medio de recorrido dentro del Túnel empezó a lanzar grandes llamaradas.
Murieron cuatro personas: el maquinista Guillermo Torres, el operador Jaime
Orozco y los freneros Octavio Parra y Hernando Raigoza. Sin duda un hecho
lamentable.
Yo realicé el
trayecto a pie, completamente solo, únicamente presente una vaga luz de mi
linterna que iluminaba mi camino. La experiencia es realmente fascinante, se
siente una tranquilidad inmensa, y pensar en que hace muchos años transitaban
por el Túnel las viejas locomotoras cargadas de sueños, los trabajadores perforando
el Túnel para poder dar término a una empresa que se antojaba sin final, todo
esto combinado hacen del recorrido un momento mágico.
Los invito a visitar el lugar.
Soy Caliche y seguiré caminando.
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